miércoles, 21 de mayo de 2008




Sin pensarlo, llegaste

Estuviste paciente y silente
esperando en letargo todo este tiempo,
dieciocho cambios de estaciones con mansedumbre,
alimentándote de las horas y de las distancias.

Mas de una vez sentí un fuego superior calmando
los gritos enmudecidos que desgarraban mi humanidad.

Nunca pensé que como una fiera saltaras y despertaras
para devorar mi vida. Hoy estoy en tus hilos tejidos por las
inseguridades de lo que puedo creer como futuro,
eres frío, cruel, tu compañera es despiadada, por ello
se llevan tan bien.

Desgarras y hieres desde las entrañas,
desgastas, lastimas, desvistes y castigas sin piedad…
…¿Cuándo me liberarás?
Ardor punzante, engañoso, brazos vacíos,
labios sedientos.

Las alas de la tragedia más de una vez rozaron
mi desnudez interna, sangré, pero la carne sana,
las heridas han cicatrizado.

Nunca pensé que un día te conocería, muy bien,
solo de oídos lo hacía, me parecías un mar lejano
en el horizonte, desde mi perspectiva,
pero hoy no eres un incierto,
bienvenido dolor a tu aposento.