jueves, 3 de julio de 2008


Elegía

Quedó esperando el fruto
de las higueras, sumergida
en las hipótesis, llorando al
ver partir la estepa verde
Aquella flor silvestre cuyo
polen preservaba la evolución
no dejo rastro alguno en su
memoria
hurga la tierra con avidez
hasta desangrar los dedos,
angustiada por encontrar una
astilla de esperanza sedienta
por salir a la superficie
En el trayecto interminable
el horizonte es confuso, el
viento calla, el sol se oculta
los himnos entonan el toque
de queda y la muerte dándole
la espalda camina hacia el sur
Las muescas de sus ojos
compiten con el abismo de su
corazón que entre el desierto
la provisión se agota por una
música enloquecedora que no
conoció partituras
Se arrastra divagante hacia el
hogar que mudó de sitio y el
directorio no fue publicado
Ambientes con luces violetas
se reflejan en las cuerdas afiladas
de un metal resplandeciente, se
confunden entre voces distorsionadas
emitidas por figuras amorfas, incitando
vehemente al desespero, al descenso
¡pero no sucede nada…nada!
El pánico petrifica el hálito, coagula
las arterias, mientras la sombra
corriente le sonríe expeliendo un
incontenible hedor de acabose
Asomándose la culpa devorándole
cual esfinge tebana , por no discernir
tanta ciencia, por olvidar la esencia
humana, por no movérsele un
ápice de conciencia cuando el verdor
decidió partir llevando consigo sus
dones, dejando invadida a la
raza de tecnología, tinieblas y
materia