viernes, 9 de mayo de 2008

Es ese vacio existencial que nos hace llorar por dentro como un aguacero torrencial, y me pregunta desde muy adentro con una voz caducante, nunca he visto las hojas de los árboles de color azul , solamente cierro los ojos y con la voz interior le respondo que ese es el color del alma humana, y asi nos envuelve una atmósfera de paz infinita , en un silencio armónico, repentinamente sonreímos, viendo las lágrimas correr en las mejías, como gotas cristalinas que tienen un sabor a qué? a olvido, dolor, lástima, amor o al desprecio con el que fue tratado mi ego, no lo sé, solo se que ahi está, punzante, como el cuerno de un unicornio, como la daga del samurai, asi , más solo cierro los ojos del entendimeinto y pido con un grito absorto, que me alejen de la sabiduría que no clama y no llora, de la ciencia que no rie y de los grandes molinos de viento que azotan el interior de este casi inherte cuerpo. (Blach)

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