martes, 17 de junio de 2008

Aposento interior

Ella vagamente adormecida , envuelta en un
velo de melancolía , vituperaba en voz alta,
mientras absorbía cada chispa estelar que la
bóveda añil por pena le otorgaba a través de la
esfera de plata que triste la acompañaba; contenía
en sus manos la caja de Pandora, todo aquello que
un día fue su mundo. Miraba en el espejo, no sabía
que distinguir…era su reflejo o el de ese despojo, o
el de aquella que paseaba virtuosa con la sonrisa
nívea, cuyos ojos de ébano regalaban vida envuelta
en un sutil manto
Continuo así varias horas, entre sollozos,
contemplándose, escudriñando entre los espacios
respuestas , buscando bajo la almohada un posible
consuelo, desenterrando los jardines colgantes de
las mayores glorias pasadas, oyendo el clavicordio
de pensamientos que desafinaban por medio de su
insistencia atisbando la madrugada para encontrar
aunque fuese una infeliz respuesta!! … en la hamaca
de sus ojeras insignificantes deseos perdidos y entre
sus manos sudorosas y frías una flor disecada …
“definitivamente no es necesario estar enclaustrada
detrás de un número de barras de metal para sentirse
un fenómeno, un objeto puesto al alcance de las
miradas que dispongan si ha de considerarse un
adefesio o una pieza con verdadero arte, si cumple los
cánones adecuados para tildarse de hermoso,
cuando es la belleza del alma la que traspasa los
dinteles, lo demás es efímero”… y después de este
pensamiento quedó su mirada fija, manteniendo un
punto de atención invariable hacia una luciérnaga que
revoloteaba ensimismada bajo la luz tenue de un quinqué
y disimuladas hasta con vergüenza por la
sumisión casi entrenada, por la falta de valor
caían las lágrimas que una a una enmarcaban
ese remoto sentimiento
La languidez de su rostro le era irreconocible,
como pudo haber dormitado por tantos años su
alma, la que de soslayo asomaba a todo aquello
que le parecía insólito , ajeno, pensando quizá
que no podía levantar una sola hoja seca de aquellos
árboles , ni recrear su mirada con esos paisajes en
tonos rojizos, solamente eso le quedó después de todo,
solo los posibles … solo lo probable…solo levantarse
y dar la espalda
No albergando nada, pasaba su trémula mano sobre
sus cabellos susurrándose a si misma …calla, calla…
que el día arrastra las horas, el día muere, lo sorprende
la noche, igual que la parca que está en la rueca, hila
e hila, mientras su vástago cuenta los metros incansablemente
y al final con sus uñas al filo hechas de oro, acaricia sutilmente
el fino lienzo y entre una mirada casi pícara y desafiante
todo se deshace, corres buscando la salida, esa que ya
no existe, te espantas cuando los lamentos se esparcen,
pero todo calla…algún día todo termina y volverá a quedar
tu mente dormida al sentimiento

1 comentario:

jorge silva dijo...

Tenho sempre muito gosto em ler aquilo que escreves mas, infelizmente, nem sempre disponho do tempo necessário para comentar como mereces. Por isso hoje decidi que iria reservar um tempo para comentar os teus últimos textos e estou aqui a enviar comentários para “Aposento interior”, “Más que deseo fémino” e “Entre caminos errantes”.

Há momentos de uma transfiguração total, momentos em que um turbilhão de pensamentos, de sentimentos, nos assaltam e parecemos já não mais reconhecer o nosso próprio reflexo. Quem somos nós afinal? Este que aqui está, deprimido, quebrado, ou aquele que irradiava felicidade ainda há pouco; ou talvez nem um nem outro, ambos são na verdade estranhos para o verdadeiro eu que somos?
A mulher do teu texto tem nas mãos a caixa de Pandora e dizes que esta contém tudo o que fora o seu mundo. Sendo o mito de Pandora aquilo que é pretendes significar que o seu mundo eram todos os males da dita caixa, ou referes-te a este mito devido à noção de culpa que se atira sobre as mulheres e que ao longo de diversas épocas e em diferentes civilizações tem basicamente servido para diminuir a importância delas e relegá-las para um papel de submissão ao homem (Pandora, Eva, etc.)?
Sou tentado a dedicar especial atenção à segunda leitura, tanto mais que, noutro ponto do teu texto invocas um estado de espírito (que infelizmente bem conheço) de nos vermos numa situação de começarmos a duvidar do nosso próprio valor e da nossa capacidade de fazer algo e de como isso mina a nossa auto-confiança.
No final do teu texto julgo ver (e desculpa-me se o entendi mal) uma certa resignação, uma opção, talvez forçada, de esperar que o sentimento que está a provocar toda esta sensação de desfasamento acabe por passar (não sem uma certa mágoa) porque tudo acaba por passar mesmo quando não se deseja que tal aconteça.

P.S.: Não peças desculpa pela extensão dos teus comentários, pois tenho sempre muito gosto em lê-los e prezo-os muito.