Veo la yel de tus ojitos crispados
esas ojeras que relatan historias sobre
sábanas y voces desconocidas grabadas
en esas cuatro paredes olvidadas.
Mariposa amanezquera que vives soñando
posarte en un solo pistilo que aprecie el
agraciado revuelo de tu hermosura.
Se abre el telón una vez más de la máscara
nocturnal, entre el maquillaje barato que
pinta de rosa la piel y la esquina en la cual
deambulas.
Tu amiga regala rayitos de plata y el polvo
mágico de las estrellas transmutan la primavera
de tu piel a otoños escarlatas.
Al compás del viento las hojarascas de tus
cabellos son los que revelan la amarga marcha.
Náyade nocturna, alma clavada al suelo…tu
risa hueca perfuma el aire con un extraño incienso.
Lamento tus pechos tristes, tu vientre lastimero,
los labios agrietados por no conocer el beso,
de las horas que despojan tu dignidad y tu
cuerpo, de las manos nauseabundas que hacen
congelar la sangre cuando te llega el momento.
Aún entre olores confusos de tabaco y vino añejo
entra el sol con su caricia abriendo las puertas
del cielo, llegas casta, dulce al templo de los consuelos
y una voz angelical embelese tus oídos, depositando
en tu frente con sus labios inocentes ese beso inefable
que te absuelve del infierno.
esas ojeras que relatan historias sobre
sábanas y voces desconocidas grabadas
en esas cuatro paredes olvidadas.
Mariposa amanezquera que vives soñando
posarte en un solo pistilo que aprecie el
agraciado revuelo de tu hermosura.
Se abre el telón una vez más de la máscara
nocturnal, entre el maquillaje barato que
pinta de rosa la piel y la esquina en la cual
deambulas.
Tu amiga regala rayitos de plata y el polvo
mágico de las estrellas transmutan la primavera
de tu piel a otoños escarlatas.
Al compás del viento las hojarascas de tus
cabellos son los que revelan la amarga marcha.
Náyade nocturna, alma clavada al suelo…tu
risa hueca perfuma el aire con un extraño incienso.
Lamento tus pechos tristes, tu vientre lastimero,
los labios agrietados por no conocer el beso,
de las horas que despojan tu dignidad y tu
cuerpo, de las manos nauseabundas que hacen
congelar la sangre cuando te llega el momento.
Aún entre olores confusos de tabaco y vino añejo
entra el sol con su caricia abriendo las puertas
del cielo, llegas casta, dulce al templo de los consuelos
y una voz angelical embelese tus oídos, depositando
en tu frente con sus labios inocentes ese beso inefable
que te absuelve del infierno.
1 comentario:
Este comentário serve não só para o teu poema mas também para a citação que se encontra acima dele.
O título (Nocturnal) evoca não só o momento temporal no qual geralmente, e infelizmente, decorre aquilo que tu tão bem descreves, mas também me faz pensar no andamento de uma composição musical, no seu momento mais triste. Como se a vida fosse uma longa sinfonia e este fosse o seu momento mais deprimente.
Infelizmente, num mundo onde cada vez somos mais objectificados e no qual as mulheres ainda continuam, e muito, a serem vistas como propriedade de um doentio mundo masculino e existindo para satisfazer as vontades desses homens, em vez de vistas como seres completos, infelizmente, dizia eu, essa degradante saída para as mulheres continuará a existir.
Em relação ao meu poema (e desde já agradeço o teu comentário), ele pareceu-me ganhar vida própria enquanto o escrevia. Comecei com a ideia de que o adormecimento, aquele convite insinuante, iria conduzir a um pesadelo mas, no entanto, as palavras na minha cabeça começaram a criar outro tipo de imagens e, quando acabei de escrever a última parte dele (já ao som de música, o que não me é habitual) constatei que afinal tinha criado algo onde ir buscar força, como se certa magia que já tive na minha vida e entretanto ficou adormecida, resolvesse acordar de novo para me dizer "esta força estará sempre aqui, só tens de a vir reclamar como tua, e a cada sonho teu que se desfaça muitos outros, com esta força, poderás criar".
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